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Con su inconfundible cuerpo alargado, patas cortas y mirada vivaz, el teckel —también conocido como perro salchicha— se ha ganado el corazón de miles de hogares en todo el mundo. Esta raza, originaria de Alemania, destaca no solo por su aspecto peculiar, sino también por su carácter amigable, leal e independiente, lo que lo convierte en el compañero perfecto para la vida familiar.

Un perro pequeño con gran personalidad

El teckel fue criado originalmente para la caza de tejones, pero con el tiempo se convirtió en un animal de compañía por excelencia. A pesar de su tamaño compacto, posee una personalidad valiente, curiosa y alerta, que lo hace ideal para quienes buscan una mascota activa, pero adaptable a espacios pequeños como apartamentos.

Se llevan bien con los niños y pueden convivir con otras mascotas si se socializan desde temprana edad. Además, su inteligencia les permite aprender comandos con facilidad, aunque su independencia a veces los hace un poco tercos. La clave está en el entrenamiento positivo y en mantenerlos mentalmente estimulados.

Ideal para familias modernas

Gracias a su tamaño, el teckel se adapta tanto a la vida urbana como rural. Son perros afectuosos, disfrutan de los mimos y establecen un vínculo fuerte con sus dueños, aunque también aprecian sus momentos de autonomía. No requieren ejercicio excesivo, pero sí paseos diarios y juegos interactivos para mantenerse sanos y equilibrados.

Su pelaje puede ser corto, largo o duro, y aunque requieren cuidados específicos dependiendo de la variedad, en general son perros de mantenimiento moderado.