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El chef japonés Ken Umehara, más conocido como El Puto Ken, ha abierto su primer restaurante propio en Barcelona: Fry House, ubicado en Carrer de la Unió, 13. Acompañado del empresario catalán Sergi Villaubí, este nuevo local se dedica a reinterpretar el concepto del pollo frito y las hamburguesas japonesas con un enfoque gastronómico y creativo.

Ken, originario de Tokio, aterrizó en Barcelona hace más de 20 años y ha trabajado tanto en el mundo culinario como en el artístico. Su apodo, “El Puto Ken”, surgió como una forma irónica de reconocimiento a su carácter perfeccionista, su humor afilado y su talento indiscutible. Durante la pandemia se hizo popular gracias a su receta de pollo frito, lo que lo catapultó a la escena foodie local.

El recorrido de Umehara incluye colaboraciones con lugares de moda como Gota Wine, Bar Brutal, Gringa, Van Van Bar, Satan’s Coffee y Casa Bonay, entre muchos otros. Su sello se ha convertido en sinónimo de calidad, creatividad y sabor auténtico, elevando el street food a un nivel más sofisticado.

Fry House recoge toda esa trayectoria y la condensa en un menú audaz. La estrella es la hamburguesa Original, hecha con muslo de pollo japonés frito, lechuga, pepinillos y una salsa bearmiso (mezcla de bearnesa con miso). A diferencia de otros locales que usan pechuga, aquí el pollo se macera con más de 30 ingredientes durante 24 horas, logrando una textura jugosa y un sabor potente.

Otros platos destacados son el Karaage con nori fries (una versión japonesa del fish & chips), la hamburguesa Japanese Dirty (más contundente), y la Fake Chicken hecha con setas maceradas. “Queremos que la gente venga con hambre y con ganas de descubrir algo distinto”, dicen Ken y Sergi.

El local, recién abierto, ya ha causado furor: en menos de una semana ha reunido más de 25.000 seguidores en Instagram y ha estado lleno a diario. Aunque reconocen que aún hay detalles por ajustar, la acogida ha sido abrumadora.

Ken afirma que su dilema personal entre la cocina japonesa tradicional y la comida callejera sigue latente, pero hoy por hoy se decanta por esta última: accesible, divertida y sin pretensiones, pero siempre con técnica y amor por el producto. La Fry House no es solo un restaurante; es la expresión de su pasión por cocinar lo que le gusta y hacerlo a su manera.

Con Fry House, El Puto Ken consolida su figura como un chef irreverente, innovador y profundamente conectado con la cultura gastronómica urbana de Barcelona. Su apuesta por el pollo frito japonés —y por un enfoque más artístico del bocadillo— confirma que la comida callejera también puede ser una forma de arte.