Cada 28 de mayo se celebra el Día del Perro sin Raza, una iniciativa impulsada desde 2013 por el diario 20minutos.es para rendir homenaje a los perros mestizos. Esta fecha busca visibilizar y dignificar a los canes sin pedigrí que representan el 50,8% de los perros en refugios españoles, según datos del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 en 2024.
Conocidos como chuchos o “mil leches”, estos perros se han ganado con el tiempo el cariño de muchas familias, aunque aún arrastran cierto estigma por no ser de raza. Por ello, los expertos en comportamiento y salud animal coinciden en destacar sus múltiples virtudes: genética diversa, salud robusta, personalidad única y capacidad de superación.
La especialista en comportamiento canino Sonia Losada explica que los perros sin raza son, en realidad, los canes originarios. La clasificación de razas surgió hace apenas 150 años, promovida por la alta burguesía como símbolo de estatus. Esta “eugenesia canina”, según la experta, relegó injustamente a los perros mestizos a un segundo plano. Sin embargo, ella defiende que todos los perros, con o sin raza, son igualmente valiosos.
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La doctora Ángela González Martínez, diplomada en Etología Clínica, define al perro sin raza como aquel nacido de cruces entre diferentes razas. Destaca que esta mezcla no solo aporta originalidad genética, sino también personalidades irrepetibles. Cada perro mestizo tiene su carácter, virtudes y defectos, y su singularidad no debería ser menospreciada.
Desde la perspectiva veterinaria, Víctor Algra subraya que los perros sin raza tienen una genética fuerte gracias a los cruces aleatorios, lo que los hace menos propensos a enfermedades hereditarias. Muchos de ellos, además, han superado situaciones complicadas, lo que los convierte en verdaderos luchadores y supervivientes.
Durante el Día del Perro sin Raza, el hashtag #DíaDelPerroSinRaza inunda las redes sociales con fotos, historias y homenajes a estos fieles compañeros. El objetivo es fomentar la adopción responsable y recordar que tener un perro debe ser una decisión meditada, ya sea mestizo o de raza.
Las protectoras están repletas de perros sin hogar, muchos de ellos sin raza. Por eso, tanto González como Algra coinciden en que adoptar un mestizo puede ser una experiencia enriquecedora, siempre y cuando se conozca bien al animal y sus necesidades. Los voluntarios de los refugios son fundamentales para orientar a las familias en este proceso.
En resumen, los perros mestizos no solo son más saludables, sino que también son especiales, únicos e inigualables. Adoptar uno de ellos no solo cambia su vida, también transforma la del adoptante. Porque como dicen los expertos, su falta de raza no les resta virtudes… solo les suma amor.
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