En un intento por sobrellevar una ruptura amorosa y lidiar con la ansiedad, Michelle Lam adoptó a una gata llamada Suki, con la intención de que actuara como mascota de apoyo emocional. Sin embargo, pronto descubrió que la verdadera beneficiaria del apoyo emocional sería la propia Suki. Esta felina, lejos de ser una presencia calmada y reconfortante, resultó tener también altos niveles de ansiedad, lo cual generó una inesperada conexión entre ambas.
Suki fue adoptada tras un flechazo virtual, en el que Michelle sintió una conexión inmediata al ver su imagen en una página de adopciones. Con grandes ojos y aspecto vulnerable, la gatita despertó ternura instantánea. Sin embargo, una vez en casa, su comportamiento reveló una personalidad reservada, ansiosa y poco sociable. Suki se muestra incómoda ante extraños, se esconde en el sótano cuando llegan visitas y tiende a ser territorial, llegando incluso a iniciar peleas con Kabuki, el otro gato de Michelle.
Pese a no cumplir con la expectativa inicial de brindar calma a su dueña, Suki ha logrado convertirse en una fuente de compañía emocional, aunque de forma no tradicional. Michelle comparte su día a día con sus gatos en TikTok (@suki_purrs), donde Suki ha ganado gran popularidad. Uno de sus videos más virales muestra a la gata con expresión ansiosa, bajo el texto “el gato que conseguí para aliviar mi ansiedad”, lo que generó empatía masiva y se viralizó, acumulando más de 4.5 millones de vistas.
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Esta historia ha puesto sobre la mesa la importancia de considerar la personalidad de las mascotas antes de adoptarlas como animales de apoyo emocional. Aunque los gatos pueden tener efectos terapéuticos positivos —como disminuir el cortisol y aumentar la oxitocina al acariciarlos o escuchar su ronroneo—, también pueden ser animales con sus propias necesidades emocionales, especialmente si han vivido en refugios o han tenido experiencias traumáticas.
Expertos de Hill’s Pet y Purina explican que la ansiedad felina es común, pero difícil de diagnosticar, ya que no existe una prueba específica y sus síntomas pueden parecer simples problemas de conducta. Entre los signos más frecuentes están el esconderse, maullar en exceso, perder el apetito, vomitar o dejar de usar el arenero. La ansiedad por separación es especialmente delicada y se manifiesta cuando el gato se queda solo.
Para ayudar a gatos ansiosos como Suki, se recomienda consultar a un veterinario y crear un entorno estimulante: colocar estructuras junto a ventanas, dejar juguetes, usar feromonas sintéticas o establecer rutinas predecibles. Estos métodos ayudan a reducir el estrés y mejorar el bienestar del felino.
Aunque Suki no resultó ser la mascota ideal para aliviar la ansiedad de Michelle en el sentido convencional, su presencia ha sido clave en su proceso de sanación. La joven afirma que simplemente observar a sus gatos le proporciona consuelo, y ha encontrado en ellos una compañía que, aunque imperfecta, le recuerda que no está sola. A través de su experiencia, Michelle destaca que, incluso con sus propias ansiedades, los animales pueden ser aliados emocionales profundos.
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