Tailandia insectos comestibles
Tailandia se ha convertido en un referente global en la producción de insectos comestibles, combinando tradición ancestral, innovación agrícola y sostenibilidad ambiental. Con más de 20.000 granjas dedicadas a la cría de grillos, gusanos de bambú y escarabajos, el país ha profesionalizado una práctica que durante generaciones fue una fuente vital de proteína para comunidades rurales.
En regiones como Isan, el consumo de insectos ha sido común durante décadas. Esta tradición ha evolucionado, y hoy empresas como Siam Bugs transforman la cría de grillos en un negocio rentable, exportando y desarrollando productos como harinas proteicas y suplementos alimenticios.
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Más allá del campo, los insectos han llegado a la alta gastronomía. Restaurantes en Bangkok incorporan grillos y hormigas en hamburguesas, curries y menús gourmet, destacando sus beneficios nutricionales: alto contenido proteico, fibra, vitaminas y minerales.
Desde el punto de vista ecológico, la entomofagia ofrece ventajas claras: la producción de insectos requiere menos agua, tierra y alimento en comparación con la ganadería tradicional, y genera menos emisiones contaminantes.
Aunque el «factor asco» limita su aceptación en muchos países, Tailandia avanza en la normalización del consumo de insectos, incluso transformándolos en polvo para integrarlos en productos cotidianos. Con un marco regulatorio sólido y reconocimiento internacional, el país asiático está marcando el rumbo hacia una alimentación más sostenible y resiliente para el futuro.
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