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La Universidad de Antioquia ha abierto un espacio poderoso y necesario para hablar sobre salud mental a través del arte. La exposición Creatividad y salud mental, inaugurada el pasado 5 de junio en la Sala de Exposiciones del Edificio San Ignacio, reúne más de 50 obras que exploran el bienestar emocional desde el bordado, la ilustración y la expresión colectiva.

Esta muestra nace de la unión de dos iniciativas independientes pero profundamente alineadas: Los colores de la salud mental, impulsada por el Grupo Cetep de Chile, y Bordar para sanar, desarrollada por el Programa de Salud de la UdeA bajo la estrategia Cultiva tu bienestar. Ambas propuestas convergen con un propósito común: abrir un diálogo honesto, sensible y sin estigmas sobre el cuidado psíquico.

La pieza central de la exposición es Procesos y resultados, obra del estudiante de Artes Plásticas Carlos David Giraldo Pineda, quien obtuvo el primer lugar en un concurso internacional organizado por Cetep. Su creación, impregnada de tonalidades verde azulado, retrata una figura chamánica que representa al terapeuta, comparando el proceso de sanación con el cultivo, un acto de cuidado continuo y silencioso. Giraldo describe el arte como su voz no verbal y destaca la importancia de la investigación emocional para construir su obra.

La muestra también incluye las 32 piezas seleccionadas entre casi 300 propuestas recibidas de América y Europa, y aborda emociones universales como la ansiedad, el duelo, la esperanza y la reparación. Claudia Barrera Renault, médica psiquiatra y directora ejecutiva de Cetep, explicó que el proyecto surgió ante la necesidad de visibilizar los problemas de salud mental en América Latina, promoviendo el arte como medio de expresión segura y menos amenazante que la palabra hablada.

Del lado colombiano, Bordar para sanar ha reunido durante tres años a mujeres que encuentran en el bordado una herramienta de introspección, sanación y comunión emocional. Esta práctica pausada permite canalizar sentimientos profundos y generar conexión en un entorno colectivo. Isabel Cristina Álvarez, psicóloga y líder del programa, destaca que bordar permite tomarse un tiempo para el autocuidado y la reflexión.

Una de las piezas más conmovedoras de este proyecto es Cerebro repleto de amor, de Beatriz Giraldo Jiménez, en homenaje a su hija con hidrocefalia. Para ella, bordar es “poner el corazón en cada puntada”, un acto íntimo y transformador que convierte el dolor en compañía.

La exposición no solo muestra obras visuales, sino que visibiliza historias, emociones y procesos internos que suelen quedar silenciados. Desde la ilustración hasta el bordado colectivo, Creatividad y salud mental propone que hablar del sufrimiento es posible, necesario y profundamente humano cuando se hace desde el arte. Así, esta muestra no solo denuncia, sino que acompaña, conecta y sana.