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El pasado 29 de mayo, Velas Resorts celebró un evento culinario exclusivo en la Ciudad de México que reafirmó su apuesta por una gastronomía con alma, íntimamente ligada a los territorios que inspiran sus hoteles en México. Bajo la guía del reconocido chef Mikel Alonso y un equipo de chefs ejecutivos de talla internacional, la experiencia fue mucho más que una cena: fue un recorrido sensorial por las geografías, culturas y memorias que habitan en cada uno de sus destinos.

La premisa del evento fue clara: cada hotel es un territorio, cada platillo una historia, y cada bocado, una evocación. Así, la velada se estructuró como una narrativa gastronómica que transportó a los asistentes desde la costa pacífica hasta el desierto de Baja California, pasando por la selva maya y las playas del Caribe mexicano.

Desde Puerto Vallarta, Casa Velas y Velas Vallarta ofrecieron platillos que «murmuran»: un tiradito de kampachi con crema de habanero y vinagreta de fresa, junto a un ceviche de pork belly y pulpo, que evocaban el ritmo del océano y la cultura viva del Pacífico. En Grand Velas Riviera Nayarit, una terrina de foie gras con higo al vino tinto representó una “elegía suave”, un homenaje al tiempo detenido y al diálogo entre selva y mar.

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Más al sur, Grand Velas Riviera Maya ofreció una cocina que “invoca”: un pescado con puré de maíz y recado, acompañado de una versión sutil de la sopa de lima, rindiendo tributo a la cosmovisión maya y al espíritu sagrado del territorio. En el otro extremo del país, Grand Velas Los Cabos presentó una cocina de «fuerza contenida», a través de un solomillo con puerro en mantequilla, berenjena y ajo fermentado. El platillo dialogaba con la rudeza del paisaje desértico, sin renunciar a la elegancia.

Mar del Cabo, el hotel boutique del grupo, ofreció un postre íntimo y poético: una mini paleta de coco y vainilla con coulis de maracuyá y oro comestible, descrita como un “poema en voz baja”. El cierre corrió por cuenta de Grand Velas Boutique Los Cabos, donde la modernidad se unió a la tradición en un postre minimalista de plátano, aceite de oliva, cristales de sal y flor de pensamiento: un “último verso” que quedará en la memoria gustativa.

Más que una muestra de técnica culinaria, el evento fue una declaración de principios. En Velas Resorts, la cocina es un acto cultural, una forma de narrar la identidad de cada destino, y una experiencia que trasciende lo sensorial para conectar con el alma. En tiempos donde el lujo se redefine, Velas apuesta por el lujo con sentido, memoria y pertenencia.