Cuando en el Huila suenan tambores, se alzan las coplas y los trajes típicos llenan de color las calles, hay algo que no puede faltar en cada reunión familiar o verbena popular: el asado huilense, el plato por excelencia que acompaña las fiestas de San Juan y San Pedro y que une generaciones alrededor de la mesa.
Más que una receta, el asado huilense es un símbolo de identidad. Preparado tradicionalmente en horno de leña y marinado con aliños caseros, combina carne de cerdo, insulsos, arepas y yuca, todo acompañado de ají y buen guarapo. Su sabor y preparación lenta lo han convertido en uno de los manjares más representativos del sur colombiano.
Una tradición que se saborea
Durante las festividades de San Pedro, los patios, cocinas y plazas del Huila se convierten en escenarios donde el asado huilense es protagonista. Para muchas familias, su preparación forma parte del ritual festivo, donde la receta se transmite de abuelos a nietos como un legado que se conserva con orgullo.
Los restaurantes y cocinas tradicionales también ven en estas fechas un momento clave para resaltar este ícono culinario, que no solo alimenta el cuerpo, sino también la tradición y la cultura regional.
Más que comida, es herencia
“El asado huilense no es solo carne, es historia viva, es identidad”, dicen los huilenses que cada año celebran al ritmo del bambuco con un plato humeante en sus manos. En San Pedro, ningún brindis está completo sin su respectivo pedazo de costilla y su porción de insulso.
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