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En el corazón de Quito, un pequeño rincón gastronómico ha capturado los sentidos y corazones de sus visitantes. Se trata de Boker Tov, un restaurante que combina las tradiciones culinarias israelíes y rusas con el calor humano y la resiliencia de sus fundadoras. En su espacio dentro del Amex Shop Small Pop-Up, Boker Tov ofrece mucho más que comida: brinda una experiencia que conecta con la historia, la memoria y el alma.

Fundado por Dina Dubnitsky, Anna Khayretdinova y Michelle Katz, Boker Tov es el resultado de un proyecto nacido durante la pandemia. Inicialmente concebido como un blog de cocina por Dina, quien compartía recetas tradicionales de su natal Kazajistán, el concepto evolucionó hasta convertirse en un restaurante formal llamado Frescazzo en 2023. Poco después, junto con sus socias, renombraron el proyecto como Boker Tov, que en hebreo significa «buenos días», reflejando el espíritu acogedor del lugar.

La propuesta gastronómica está centrada en recetas caseras de origen israelí y ruso, cargadas de sabores vibrantes y texturas únicas. Entre los platillos más populares se encuentran la shakshuka, shawarma, pitas recién horneadas, rugelach y crepes rusas, todos preparados con ingredientes frescos y con una dedicación que transmite pasión y autenticidad.

El espacio en sí mismo también forma parte de la experiencia. Desde los aromas del café hasta el pan saliendo del horno, todo en Boker Tov está pensado para evocar la calidez del hogar. Las fundadoras enfatizan que este es un lugar donde todos son bienvenidos, un punto de encuentro que celebra la diversidad cultural a través de la cocina.

Actualmente, Boker Tov cuenta con varios puntos de venta en la ciudad de Quito. Su reciente apertura en el Amex Shop Small Pop-Up busca acercar su cocina a un público más amplio con una carta más sencilla, sin sacrificar calidad ni esencia. Esta expansión ha contribuido a consolidar su reputación como una de las cafeterías favoritas de la capital ecuatoriana.

Más allá del éxito comercial, Boker Tov representa una historia de emprendimiento femenino, resiliencia y multiculturalidad. Sus creadoras, provenientes de distintas partes del mundo, han encontrado en Ecuador no solo una oportunidad para desarrollar su proyecto, sino también un lugar donde compartir sus raíces y valores. Cada plato cuenta una historia y cada cliente es parte de ese relato que se construye bocado a bocado.

Boker Tov ha demostrado que la comida puede ser un puente entre culturas, un consuelo para el alma y una forma de honrar las tradiciones mientras se construye algo nuevo. Su éxito reside en la autenticidad, el amor por la cocina y el deseo de generar conexiones humanas reales.